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Le entregué la nota a la secretaria, en la ventanilla del decanato y al día siguiente volví para tener la respuesta. Salió a atenderme el decano y me dijo: “Usted queda como alumno condicional, puede asistir a clases, y dentro de un mes habrá un examen para conscriptos. Usted puede rendir con los conscriptos”. Le agradecí, y me fui muy contento.

Ya estábamos en marzo, y habían comenzado las clases de Anatomía. Me encantaban. El Prof. Rómulo Lambre tenía en la mano un hueso etmoides, nos lo mostraba y describía con precisión sus partes: las masas laterales, donde están los senos etmoidales, la lámina cribosa por donde pasan los filetes del nervio olfativo, y la lámina vertical, que forma parte del tabique nasal… Pero yo estudiaba Botánica.

Para entonces terminaba marzo, así que fui a la secretaría para preguntar cuándo sería la fecha del examen para conscriptos. En cuanto le pregunté al secretario por el examen, me miró con la misma cara de rabia con que me había mirado antes, y me dijo:

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