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El caso es que la expresión “estar quietos” no significa aquí “cruzarse de brazos”, sin hacer otra cosa. Más bien quiere decir “desistir”, “dejar tranquilo”, “entregarse”. Lo que este Salmo nos está diciendo en nuestro texto de hoy es que en medio del caos reinante en el mundo y de lo agitada que pueda estar nuestra vida, hemos de permitir que Dios sea nuestro refugio. ¡Dejemos que sea nuestro Dios!

¿Hay conmoción en tu vida ahora mismo? La buena noticia es que el Dios poderoso, refugio en tiempo de angustia, es también un Dios personal, que quiere que lo conozcamos como el Padre amante que él es.

Esta es, por lo tanto, mi propuesta para ti: ¿Qué tal si, comenzando hoy, te propones en la quietud del amanecer, cuando todas las demás voces están acalladas, oír la voz de Dios hablando a tu corazón?

Dios de Jacob, gracias porque eres no solo mi refugio en tiempo de angustia, sino también mi Consejero y Amigo en tiempos de paz. Comenzando hoy, resuelvo tener un encuentro personal contigo en la quietud del amanecer. Quiero conocer más y más del Dios que es exaltado entre las naciones.

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