Читать книгу Inés онлайн
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¡Dios, qué difícil resulta obedecer tus mandatos y dejarse llevar por tus designios! De algunos nunca pides nada, pero a otros les exiges todo. Y esta pobre niña se vio obligada a mudar sus ropas de campesina por las de una armadura de soldado. Tuvo que recortarse el cabello y adoptar no solo la apariencia sino también la gallardía de un caballero.
Así, elegida o no. Siendo bruja, estando loca o como fuera, esta niña había logrado recuperar, para el soberano de Francia, la emblemática ciudad de Orleans. La gloria le duró poco y fue más larga su agonía en la hoguera que el breve instante de su entrada triunfal en la ciudad, cuando la gente la aclamó con aquel venerable título con el que ahora es honrada como santa: “la doncella de Orleans”.
¡Se llama Juana como yo! Exclamaste fascinada, y tus ojos se llenaron de luz mientras te adentrabas más y más en las páginas de su vida. ¿Quién pensaría en aquel momento que, al igual que a aquella, también a ti te perseguirían y te calumniarían por bruja, por hereje, por sodomita?