Читать книгу 100 Clásicos de la Literatura онлайн

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Habían empezado a cruzar por este puente improvisado cuando oyeron un tremendo gruñido que les hizo volverse y, para su gran horror, vieron dos bestias enormes con cuerpo de oso y cabeza de tigre.

—¡Son los Kalidahs! —exclamó el León Cobarde, empezando a temblar.

—¡Rápido! —les urgió el Espantapájaros—. Terminemos de cruzar.

Dorothy marchó adelante, con Toto en sus brazos, seguida por el Leñador y, luego, por el Espantapájaros. Aunque tenía mucho miedo, el León se volvió para enfrentar a los Kalidahs, y entonces lanzó un rugido tan terrible y ensordecedor que Dorothy dejó escapar un grito y el Espantapájaros cayó hacia atrás, mientras que aquellas bestias espantosas se detuvieron y miraron sorprendidas al felino.

Pero al darse cuenta de que eran más grandes que el León y, por añadidura, llevaban la ventaja del número, los Kalidahs reanudaron su avance. Por su parte, el León cruzó por el árbol y volvióse para ver qué hacían sus enemigos. Sin detenerse un instante, las terribles fieras empezaron a cruzar también.

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