Читать книгу 100 Clásicos de la Literatura онлайн

733 страница из 1361

Antes de ponerse a escribir, Jo quiso dar los últimos toques al arreglo de la salita. Estaba arreglando un visillo de la ventana cuando divisó a un artista tomando un croquis de la casa. Simultáneamente, vio detenerse un coche ante la puerta, y unos instantes después sonaba la Campanilla.

―Allá voy, mamá ―se ofreció Teddy, mientras con un manotazo trataba de dominar un mechón que le caía por los ojos.

―No deseo ver a nadie. Arréglate como puedas para darme tiempo a escapar ―murmuró Jo, disponiéndose a esconderse. Pero antes de lograrlo, un hombre entró en la habitación. Llevaba una tarjeta en la mano.

Jo tuvo el tiempo justo para esconderse tras una cortina. Teddy se encaró al desconocido con el ceño fruncido.

―Estoy escribiendo una serie de artículos para el Saturday Tatler. Deseo hablar con la señora Bhaer ―y mientras decía esto con acento de importancia tomaba mentalmente nota de todos los detalles de la habitación, con objeto de aprovechar el tiempo.

―La señora Bhaer tiene por costumbre no recibir periodistas.

Правообладателям