Читать книгу 100 Clásicos de la Literatura онлайн
787 страница из 1361
―Así será, si Dios quiere.
Poco después la señora Bhaer terminó con Emil para aprovechar la circunstancia de que Dan se acercaba.
―Ven aquí, Dan. Después de tu paseo te vendrá bien sentarte un rato.
―No quisiera molestar. En realidad no estoy cansado en absoluto.
―Tengo ganas de charlar. Como buena mujer…
―Como guste. ¿Sabe una cosa? Llega el momento de la marcha y no parece alegrarme demasiado. Como si no lo desease.
―Te estamos civilizando, Dan. Ésa es la causa. Llegará el momento en que desearás echar raíces.
―Eso pienso también. Parece que me canse de estar siempre solo. Incluso pienso si no me habré equivocado desechando los libros por sistema. Ahora tendría una cultura. En cambio…
La señora Bhaer tuvo dificultades en disimular su sorpresa. Porque sorprendente era ese súbito afán de Dan por los libros y la cultura.
―Ahora lo ves así, Dan, porque vas cambiando. Pero un tiempo atrás, lo que realmente precisabas era expansionar tu caudal de energía, dar suelta a tu inquietud. Lo que pasa es que ahora vas viendo las cosas de otra manera. Tiempo llegará en que estaré absolutamente orgullosa de ti.