Читать книгу 100 Clásicos de la Literatura онлайн

800 страница из 1361

El profesor Bhaer los llamó:

―Rob, Teddy, acercaos. Con mamá comentábamos el cambio operado en vosotros. ¿A qué se debe?

―Verás ―dijo Rob enrojeciendo por la mentira, porque nunca mentía―, hemos estado solos estos días. Nos hemos dedicado más el uno al otro…

―… y ¡claro! ―añadió Ted, con cara de inocencia―, estamos más compenetrados.

Teddy lo quiso arreglar mejor aún, sin darse cuenta que se metía en un laberinto.

―Me he dado cuenta de que Rob vale muchísimo más de lo que pensaba y ¡claro!…

―Pues no lo veo tan claro. ¿A causa de qué has podido valorar mejor a Rob? ―preguntó Jo, con agudeza.

―Yo pensé que no era valiente y…

Ted ya empezaba a estar apurado. Sofocado y acosado a preguntas, ya no atinaba a salir del atolladero.

―¿No será que en nuestra ausencia le has atormentado mucho y ahora estás arrepentido, o simplemente temes que nos lo cuente?

Ted calló. Era demasiado noble para mentir y no deseaba decir la verdad. Entonces su madre se interesó más aún.

―Vamos a ver, Rob. Puesto que Teddy no quiere contestar, prosigue tú.


Правообладателям