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―¿Ah, sí? ¿Qué querrá Alicia? Lo ignoro.

Dominando bastante bien sus impulsos de arrebatar el sobre a su juguetona hermana y leerlo vorazmente, John se encaminó pausadamente hacia ella, tomó el sobre, lo rasgó y se dispuso a leer el papelito que contenía.

―Con permiso ―se excusó ante su madre.

Jossie ardía en deseos de leerlo también.

―¿Es elocuente Alicia cuando habla de amor?

―Lo ignoro, comediante de feria.

―¿Lo ignoras? ¿No escribió ella este mensaje?

John la miró serenamente. Con calma se lo ofreció.

―Es una invitación para ir mañana al concierto. ¿Quieres leerla?

La traviesa muchacha se desilusionó. Aquello ya no le interesaba y así lo manifestó.

Con un suspiro de alivio, John hizo una bolita con el papel, y dejó que el fuego de la chimenea la consumiera.

Sabía dominarse bien.

Por su parte, Jossie quedó algo desconcertada, pero su intuición le decía que algo había entre su hermano y Alicia.

―Puede que el papel nada dijera. Pero a mí no me la pegáis. Algo hay entre vosotros.

CAPÍTULO XI


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