Читать книгу 100 Clásicos de la Literatura онлайн

851 страница из 1361

―Eran dos soldados, caídos en el frente con una herida similar. Ambos deseaban conservar la mano derecha, que en la paz les había de dar su sustento, pero siguieron diferentes caminos. Mientras uno se sometió dócilmente a todas las curas prescritas por los médicos y aceptó incluso la amputación de la mano cuando no hubo más remedio, el otro se resistió a toda intervención, temiendo se la cortasen también. Este segundo murió de gangrena y el primer soldado, si bien con una mano menos, conservó la vida y aprendió a valerse con la otra. Está vivo y contento.

La señora miró a aquellos presos, algunos de ellos criminales endurecidos.

―Vosotros sois soldados caídos en la batalla de la vida. Tenéis el camino de resistiros, de rechazar todo ayuda, de rebelaros contra todos…, pero irá en vuestro perjuicio. Tenéis también la oportunidad de tomarlo como un aviso, como una corrección necesaria y cuando la condena termine, podréis iniciar una nueva vida. Pensad en esas esposas, hijos, padres y amigos que esperan. Haced que su espera la den por bien empleada.

Правообладателям