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Al llegar Navidad sintió unos deseos irresistibles de saludar a sus amigos. Para ello, escribió a la esposa del difunto Mason, para que desde el lugar donde vivía, en otro Estado, cursara la carta a Plumfield. De esta manera no podrían localizarle ni que se lo propusieran.

Después, procurando dominarse y tomarlo como una disciplina necesaria para su formación, prosiguió para Dan la vida carcelaria.

Día a día, hora a hora, minuto a minuto…, pensando en el día de la salida.

CAPÍTULO XIII

EL AÑO NUEVO DE NATH

―Estoy preocupada por Dan. Exceptuando un par de postales nada sabemos de él desde su marcha. Nath escribe a menudo. De Emil tuvimos carta hace poco. Pero ese Dan… ―se lamentó Jo a su esposo.

―Sabes que es un hombre de acción. Habla poco, escribe menos y realiza mucho.

―Sin embargo, prometió informarme. Dan cumple siempre sus promesas. Temo que algo le haya ocurrido.

A los pies de Jo y buscando sus caricias permanecía el perrazo Don, que Dan había dejado al cuidado de los Bhaer.

Teddy también quiso tranquilizarla.

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