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―Yo también me alegro, especialmente por él mismo, Jo. Supongo que acabaré por ceder. Parece una epidemia de enamoramientos. Incluso temo que cualquier día Jossie me pida novio.

Jo era muy perspicaz. Sabía que Meg estaba cediendo un poco y por tanto era la ocasión de defender a Nath. Por eso, después de sus virtudes, decidió hablar de sus éxitos.

―¿Y ese ofrecimiento que Nath ha tenido de Bergmann? ¿Es ventajoso? ―Jo lo sabía muy bien, porque Laurie se lo había explicado ya.

―Efectivamente ―contestó Franz―. Lo es en todos los sentidos. Representa un prestigio, una oportunidad para adelantar, y si les satisface es de esperar que venga aquí con la orquesta. Se trata de algo seguro para ahora y un trampolín para el futuro.

―¿Y de qué te habló?

―Cuando al fin me contó todo, se mostró muy contento por esta oportunidad, y repitió cien veces: «Díselo a Daisy.» ¡Ah! Tiene un aspecto magnífico con una romántica barba rubia.

La reunión se prolongó por espacio de varias horas y se olvidaron otras obligaciones sociales.

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