Читать книгу La dama del perrito y otros cuentos онлайн

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—Ya te dije que eres libre.

Ella cambió de posición para estar más cerca de él y escudriñar su rostro. No confiaba en él y ahora deseaba leer sus más recónditos pensamientos. No confiaba nunca en nadie y, por nobles que fueran las intenciones de una persona, ella siempre pensaba en motivos ruines y cobardes y propósitos egoístas. Y ahora, cuando examinaba la cara de su marido, éste creyó percibir ea el fondo de su mirada una pálida lucecilla, como la de los ojos de los gatos.

—Bien, ¿cuándo me entregarás el pasaporte? —preguntó en voz baja.

Él, sin pensarlo, hubiera querido decir "nunca", pero se contuvo y contestó: —Cuando quieras.

—Sólo estaré un mes.

—Te irás con Ris para siempre. Te doy el divorcio, me declaro culpable y Ris puede casarse contigo. —¡Pero yo no quiero el divorcio! ¡En absoluto! —dijo Olga Dmitrievna con viveza y con asombro—. No te pido el divorcio. Dame el pasaporte, eso es todo.

—Pero, ¿por qué no aceptas el divorcio? —preguntó el médico, que comenzaba a irritarse—. ¡Vaya que eres extraña! Si estás verdaderamente enamorada y él corresponde, lo mejor que pueden hacer es casarse. ¿Se puede dudar entre el casamiento y el adulterio?

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