Читать книгу Alfonso X. Esplendores y sombras del Rey Sabio онлайн

40 страница из 75

Es que con solo nueve años seguro era capaz de imaginar una batalla, pero nunca había visto correr sangre en un enfrentamiento bélico. Con este bautismo de fuego, el rey de Castilla y León pretendía iniciarlo en las artes militares, actividad imprescindible para un futuro rey. No obstante, sin olvidar la edad de su hijo, estipuló que la función de Pérez de Castro también fuera cuidarlo durante los choques armados que se libraran.

Posiblemente a mediados de abril de 1231, cuando al Castellano se le había sumado otro noble de grandes riquezas, don Gil de Manrique, la cabalgada a cuyo frente iba Alfonso partió desde Salamanca. Al pasar por Toledo, se les unieron cuarenta caballeros toledanos. Y engrosada la tropa, se encaminaron a Córdoba.

En su avance quemaron, destruyeron y devastaron tierras cordobesas. A la vez, fueron alzando un suculento botín. Avanzaron entonces a Palma del Río. Los cristianos fueron inclementes. Para tomar ese pueblo cordobés primero exterminaron a todos los que lo habitaban. Y de nuevo en marcha, antes de continuar hacia Sevilla, el ejército instaló un campamento en las cercanías del río Guadalete, muy próximo a la ciudad de Jerez de la Frontera.

Правообладателям