Читать книгу Desconocida Buenos Aires. Pulperías y bodegones онлайн

32 страница из 42

“Me llamó la atención la cantidad de gente que va, lo vivo que está el almacén”, afirma Nora Mouriño, actriz y directora de teatro que tiene su casa en Santa Lucía. Cuenta su experiencia, que es el resumen de varias. “Llegamos a través de caminos de tierra donde solo hay campo, y de repente ves esa esquina, con tanto movimiento”, afirma. “Pedimos un aperitivo, y una picada, presentada como si fuera en mi casa, todo muy casero, son muy amables”, sostiene. “Te hacen sentir que formás parte de toda esa historia”, acuerda. “En estos espacios está la memoria de los pueblos”, sostiene Mouriño. “Es muy importante que sigan abiertos”, concluye.

“No cambio por nada del mundo esta vida: acá soy feliz y tengo lo que todos buscamos: paz y tranquilidad”, asegura Matías. Los temas de la ciudad no llegan hasta el mostrador del Beladrich, el campo y sus señales se dejan ver en las charlas de aquellos que llegan para compartir la soledad. La cosecha, cuándo lloverá, el estado de los caminos y la organización de algún asado para el próximo fin de semana. “Nuestras cosas”, define Fegan. En el Beladrich, los problemas del mundo no tienen lugar.

Правообладателям