Читать книгу Viene clareando онлайн

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que no llega y que no alcanza,

que no puede vislumbrar su tarde mansa,

fuimos el viajero que no implora,

que no reza, que no llora,

que se echó a morir.

Y cerró la boca, porque no iba a hablar más de lo que fue, ni de lo que «fuimos», porque nunca más iba a ser nada, con nadie; … a menos que apareciera el ángel, ese ángel que le dijo su madre, que la despertara y le asegurara que todo esto era un sueño, una mala noche de pesadillas; que Tucumán embriagaba de azahares y que ahí estaba Atilio, como todas las tardes, esperándola a la salida de las clases, en la Central; ella se soltaría el pelo y lo sacudiría a los costados para parecer más grande, y él simplemente le diría: —¡Nena!

Pero el ómnibus seguía tragándose el camino. Entonces hizo una mueca agria que el vidrio de la ventanilla le devolvió y se dijo: «Pobre mi Vieja».

flores

La Rioja en primavera es como en verano, igual en otoño, pero en invierno algo diferente comienza porque en junio se festeja a San Nicolás, se adorna con flores de papel la Catedral y se pasea coronados al santo y a la Virgen, y tal vez por eso, porque son días de novena, parece que no es tan seca, que el viento de tierra aflojará; se pronostica que este sí será un año fresco, que vendrán lluvias o que será el peor de los últimos cien años y normalmente pasa eso, es el más caliente y agobiante que cada uno recuerda y todos dicen que «cómo ha cambiado el clima», que «antes era más fresco», que «ya no se puede vivir», que «ahora con los diques es peor».

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