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—¡Tonto, más que tonto! —murmuró con satisfacción mientras caminaba lentamente, acercando su cuerpo a Daniel con cierta voluptuosidad y en un claro mensaje.

—¿Ahora? —señaló Daniel, asombrado.

Ella lo miraba con deseo, con excitación, como indicando que el sexo no debería tener horas concretas.

—Podría venir David —amagó Daniel en un susurro.

—Bueno, como siempre, lo que tú digas —murmuró Edit.

Dicen que las relaciones sexuales se marchitan con el tiempo, pero no es exacto. Después de casi quince años de matrimonio, entre ellos existía una firme relación que podría asombrar al resto de mortales. Aunque, de hecho, en esta ocasión la prudencia de Daniel sobrepasaba la ansiedad del acto. La Torá es clara en este aspecto: establece que el deseo sexual no debe ser nunca reprimido, reconociendo la sexualidad como un hecho fundamental en la vida humana.

Daniel estaba ilusionado por cómo había derivado la breve reunión y por el compromiso final del encargado de negocios de la embajada española. Sabía por él mismo que la situación en la España de Franco no era nada favorable a los judíos, aunque su entorno familiar presentaba un carácter diferente, como una incongruencia notable, en cuanto a la estimación de los sefardíes. Se comentaba que el general había tenido relación con varios de ellos y que hasta le llegaron a ayudar en Marruecos cuando se iniciaba el alzamiento de una parte de los ejércitos españoles. Había que tener en cuenta los grandes contrastes entre las diferentes etnias dentro del pueblo judío en sí; no en vano, sefaradí significa «español» en hebreo clásico y siempre ha servido para desigualar, dentro del pueblo judío, a los descendientes de aquellos expulsados de la península ibérica. Es por ello que la embajada estimaba conveniente desatender las disposiciones indicadas por su Gobierno en aras de salvaguardar la vida humana de personas con una connotación de pasado ciertamente hispánica. Y Daniel y los suyos se acotaban con apego, cumpliendo el perfil impuesto por la delegación hispana. Sin embargo, el encargado de negocios con quien mantuvo la charla le indicó con claridad que únicamente podía ayudarles en la concesión de un salvoconducto familiar con el que poder expatriarse de Budapest con todos los derechos por ser ciudadanos españoles. Reveló que la autorización se mantendría hasta su llegada a territorio español, dentro de un plazo máximo de dos meses, y entonces deberían regularizar su situación en la ciudad en que decidieran asentarse. También le recomendó que buscaran una localidad o población diferente a Toledo en el momento de inscribirse. No consideraba a la ciudad de las tres culturas el lugar más apropiado. Si en Europa se sucedían episodios crueles e inhumanos de guerra mundial, en España pervivía una posguerra civil en fase inicial donde todavía persistían los prejuicios contra otras religiones que no fueran la católica. Daniel abrazó al diplomático en su despedida, dándole las gracias y rogando que el permiso estuviera listo a la mayor brevedad posible. La situación extrema así lo hacía aconsejable.

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