Читать книгу Sombras en la diplomacia онлайн

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Dejó de especular y se centró en la realidad más cercana, más próxima. Uno de sus sistemas hereditarios de conocimiento le advertía de que había algo que se le escapaba. En todas las acciones competenciales de la embajada, en sus buenas maneras y en su constante intranquilidad por ellos, le preocupaba un tema que no llegaba a abarcar: la salida de Budapest. Se mostraba evidente que su salida de la capital húngara no podía ser un viaje de vacaciones, un desplazamiento de visita a familiares, y rezaba para que, en la rutina, la propia delegación diplomática tuviera constancia de que sus movimientos y los visitantes que recibía siempre estaban controlados por los servicios del Reich. En las dos visitas que había realizado, observó varios movimientos exteriores sospechosos que no se correspondían con los horarios diurnos en que se realizaron. Nada quiso comentar, porque estaba convencido de que la propia seguridad de la delegación ya los debería tener calificados. Pero estaba seguro de que algo se le escapaba.

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