Читать книгу Sombras en la diplomacia онлайн

55 страница из 117

—Sí, adelante —intimó Ángel Sanz.

—¿Y cuál será nuestro destino?

—Hay un tren mixto, de mercancías y pasaje, que os llevará a Lyon. Son casi dos días de viaje, pero así no tendréis que cambiar de compartimento y simplemente estaréis obligados a pasar las diferentes fronteras que hay durante el viaje. Lo cierto es que yo he hecho en un par de ocasiones el mismo trayecto y debo decir que es relativamente cómodo.

—¿Cómodo? —inquirió Edit.

—Cómodo en el sentido de que no hay que hacer ningún tipo de transbordo y en alguna ocasión pasan los aduaneros alemanes a recabar información del viajero. Lo cierto es que antes de la salida, aquí, en la estación, se os someterá a un control exhaustivo de documentación y equipaje. Pero durante el viaje, poca cosa.

—Perdone, pero soy mujer y estoy en esos días extraños… Usted ya me entiende.

—¡Ah! ¿Es eso? No te preocupes, mandaré que tengas los elementos necesarios para no tener en ese aspecto ningún tipo de problemas. ¿Tampones?

—Sí, tengo algunos, pero no los suficientes. Prefiero tener de sobra. ¿Me comprende?

Правообладателям