Читать книгу Por encima del mundo онлайн
24 страница из 51
—Están secas —anunció.
—¡Hurra! —exclamó la señora Rainmantle—. Ahora podremos salir. Ya me veía yo sentada aquí dentro toda la tarde, mientras ustedes iban al pueblo.
—No nos hubiéramos ido sin ti —dijo la señora Slade.
—Ido, ¿adónde? —preguntó el doctor Slade.
Su mujer le dirigió una mirada, se levantó, y siguió a la señora Rainmantle y al mesero hacia la cocina. El doctor Slade se quedó solo en el comedor, sentado a la mesa, mirando el día luminoso, preguntándose cómo sería la vida sexual de un soltero en Puerto Farol. Unas cuantas prostitutas tristes y enfermas, probablemente cerca de la estación del tren. Nada de idilios bajo las palmeras a la luz de la luna, mientras las olas van a morir a tus pies sobre la tibia arena. Esta gente no leía libros. Un pueblo de láminas de hierro, hormigón desnudo y alambre espigado. Tenía suficiente con lo que había visto por el camino del muelle al hotel.
La señora Slade le gritó desde la puerta de la cocina:
—Subimos al cuarto. Bajamos enseguida.