Читать книгу Por encima del mundo онлайн
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—¡Oh, no podría!
—Al doctor Slade no le importa si la puerta está cerrada o no. ¿O sí, Taylor?
—No, no me importa —dijo él lentamente.
—No le importa, de veras —insistió la señora Slade—. Y a ti sí que te importa.
—Bueno —la señora Rainmantle suspiró y miró al doctor Slade con timidez—. Sería una bendición.
—No hay problema —le aseguró él—. Sólo sugiero que hagamos el cambio ahora mismo.
Quería estar a solas cuanto antes, para que no se hiciera evidente su mal humor. Pero en vez de salir del cuarto, se dirigió al lavamanos y empezó a cepillarse los dientes.
—Discúlpenme —dijo guturalmente, y escupió en la palangana—. No quiero llevar nada al otro cuarto. ¿Necesita algo de allá, señora?
Ella salió de un breve ensueño.
—No. Tengo lo que necesito aquí en mi bolso —dijo.
—Llamaré a la puerta a las cinco y media —dijo el doctor Slade a su mujer. Ella lo miraba con tristeza, como sospechando que su traición no sería perdonada pronto. Él la miró fijamente, y, esperando que su rostro careciera de expresión, le dijo: “Buenas noches.” “Buenas noches”, le dijo también a la señora Rainmantle, y luego salió del cuarto, sin llevar consigo el pijama.