Читать книгу Una casa es un cuerpo онлайн

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Las mujeres están en la cocina a la mañana cuando se despierta Mark. Reggie tiene el pelo húmedo y Maya está sentada muy tranquila a la mesa, con la bebé en brazos. La bebé examina una manzana pequeña que le ha dado Reggie. Todavía no tiene dientes para morderla. Se la lleva una y otra vez a la boca.

–¿Tienes hambre? –dice Reggie. Le da una taza de café.

–Sí –dice él.

Maya se puso un suéter amarillo que había sido de Chariya y una falda azul claro. Reggie está de vaqueros.

–Estabas tan profundamente dormido que pensamos que te habías muerto –dice Maya.

Mark se sienta a la mesa, enfrente de Maya. Ella tiene los dientes de abajo torcidos. Nunca tuvo aparatos, como su hermana mayor.

–No me mires así.

–Tienes un claro problema con las avispas –dice Reggie. Señala a la ventana.

–Pensé que las había agarrado a todas.

–Bueno, no.

–Las va a agarrar el frío.

–El frío no va a hacer nada. Voy a llamar a alguien. –Reggie está examinando la cara de él. Él se ve sentado descalzo en pantalones cortos en su cocina con esas mujeres y se siente ridículo.

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