Читать книгу La conversión es un proceso. En las Confesiones de San Agustín онлайн

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Esta actitud ante la búsqueda de la sabiduría apaga la pasión más fuerte de Agustín, que se encuentra desorientado, perdido, lleno de inquietudes.

Desde esta situación de desesperanza comienza su apertura a la fe. Durante su progresivo acercamiento a la Iglesia aún persiste, y en ocasiones se arraigan, las secuelas de la vida pecadora de Agustín. Así la vanidad, el deseo de honor, el dinero, el deseo carnal y su entrega a las relaciones sexuales fuera del matrimonio, son otros tantos aspectos que nos revelan desde qué abismo de destrucción deberá comenzar a edificar su nueva vida de fe.

Desde el gran día en que había descubierto la sabiduría hasta los 30 años, Agustín se da cuenta que no sólo no había avanzado nada, sino que estaba peor:

“Y sobre todo me admiraba, recordando con sumo cuidado cuán largo espacio de tiempo había pasado desde mis diecinueve años, en que empecé a arder en deseos de la sabiduría, proponiendo, hallada ésta, abandonar todas las vanas esperanzas y engañosas locuras de las pasiones. Ya tenía treinta años y todavía me hallaba en el mismo pantano, ávido de gozar los bienes presentes, que huían y me disipaban” (L. VI, c. XI).


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