Читать книгу Manos frías онлайн

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La puerta del dormitorio estaba cerrada. La abrí con sigilo y vi su cuerpo sepultado bajo un edredón. Sólo asomaban sus cejas pobladas. La habitación estaba bastante desastrada. Vi su cartera en el suelo. Entré y le eché un vistazo. Sólo había su carné de identidad y cinco euros que, por lástima, no robé. Óscar Arcos Cruz, rezaba el DNI. Tenía veintiún años, dos más que yo. Óscar… Ahora que lo pensaba, no podía tener otro nombre. No tenía cara de nada más.

Bueno, sí. Tenía cara de capullo.

Me fijé en un libro que había tirado por ahí. Saramago. Lo quería leer. Arranqué una hoja de la libreta que tenía al lado del colchón y le escribí una nota.

“Estimado Óscar Arcos:

Te cojo prestado el libro que tenías abandonado en el suelo. Eres un maltratador de novelas.

Atentamente,

La Zorra de Arriba

P.D.: Aprende a cerrar las ventanas”.

Y, tal y como me había colado, me volví a casa.

Calenté caldo de brick y, a falta de fideos, eché macarrones. Mientras la sopa se enfriaba, hice la lista de la compra mentalmente. Todo en pack ahorro. Y unos zapatos nuevos. Putos zapatos.


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