Читать книгу El fascismo de los italianos. Una historia social онлайн
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Mientras tanto, Mussolini se había asegurado la fidelidad de la policía, cuerpo autónomo que controlaba la acción de los funcionarios del Estado y del Partido. Para reorganizar los servicios de seguridad pública fue llamado en septiembre de 1926 el prefecto de Génova, Arturo Bocchini. Bocchini había nacido en 1880 en la provincia de Benevento y entró en la administración pública en 1903, tras licenciarse en Derecho. Después de la Marcha sobre Roma fue nombrado prefecto, primero en Brescia, después en Bolonia y, en octubre de 1925, en Génova. A Bocchini se le encargó el mando del cuerpo de los agentes de policía del Estado, reconstituido en 1925, y de las policías metropolitanas de Roma y de Nápoles. No era hombre de convicciones políticas; sirvió al fascismo en cuanto Estado. Oportunista y fiel a las instituciones de poder, había dado prueba de su habilidad al administrar ciudades difíciles y aún no completamente sometidas al fascismo. Sobre todo era un gran organizador y conocedor del aparato burocrático del ministerio del Interior y de su entorno. Mussolini hizo de él y de la policía, de la que Bocchini tuvo el mando hasta su muerte (en noviembre de 1940 estando en servicio), instrumentos dúctiles y autónomos respecto al Partido, vinculados solo a la voluntad del jefe del Estado fascista y, en cuanto dependientes del poder ejecutivo, incapaces de ser una fuerza alternativa al fascismo en caso de crisis. Además, a través de Bocchini, convirtió el cuerpo de los guardias de seguridad pública en el instrumento de control de la sociedad más fiel, proponiéndolo como alternativa y a menudo en competición con el Arma dei Carabinieri, que dependían de las jerarquías militares que permanecieron fieles a la Corona. El resultado fue que, cuando cayó Mussolini en el verano de 1943, en consecuencia también se derrumbó la policía del Estado, mientras que el control del orden público, ramificado en las provincias, quedó encomendado a los Carabinieri, que representaban y representarían también en 1945 la continuidad de las fuerzas del orden, más allá y a pesar del fascismo.