Читать книгу Mis memorias онлайн

155 страница из 217

–¿Pero no es una ingratitud al colegio lo que haces y por cuanto hemos hecho por ti?

–Yo lo he pensado bien, don Federico, pero, poniendo en un platillo de la balanza los favores que me ha hecho el Comité de Berlín, y que nunca agradeceré bastante, y menos olvidaré, y los muchos trabajos de toda clase que se me han impuesto, muchos de ellos humillantes y que he cumplido plenamente, con los múltiples abandonos de que he sido objeto, colocado, todo ello, en el otro platillo, me he convencido de que el fiel se inclina, con exceso, a mi favor, no mereciendo, por lo tanto, que se me juzgue como ingrato.

–Sin embargo, esto supone, para mí, un tiro a boca de jarro.

–Lo siento mucho, don Federico, pero para mí representa una emancipación, al mismo tiempo que una merecida satisfacción a mi dignidad. Yo, en mi vida, he sido un ladrón.

Al día siguiente, me volvió a llamar a su despacho, consumiendo en vano toda clase de argumentos para hacerme deponer mi actitud, echando mano hasta de fervorosas oraciones, pidiendo a Dios que me iluminase para cambiar de parecer, llegando en sus argumentos a pretender, cariñosamente, convencerme de que podrían conservarme la plaza hasta que volviera de Alemania, a lo que le respondí:


Правообладателям