Читать книгу Mis memorias онлайн

177 страница из 217

Como digo, la tercera vez que regresó de Madrid defraudado en sus pretensiones, llamó al jefe de la Biblioteca, don Agustín, a la Secretaría de Cámara, cuyo titular le manifestó que, siendo ya insoportable mi conducta periodística, era imprescindible mi traslado, a lo que, a petición del prelado, estaba dispuesto el Ministerio si la Jefatura de la Biblioteca se decidía a formular una simple denuncia que, sin afectar a mi honorabilidad, pudiera dar margen a esa sanción, aun mejorando de población, como, por ejemplo, Barcelona; por ejemplo, debido a un pequeño retraso en llegar a la oficina a ejercer mi cargo o cosa parecida: «Solo con eso será seguramente trasladado a Barcelona o a Madrid, porque sabemos que es un gran muchacho, aunque nos resulta peligroso por sus escritos».

Entre paréntesis, he de advertir que sin conocer la iniciativa, aunque me la suponía, hacía tiempo que se me había ofrecido desde Barcelona ese traslado, con verdadero interés, que me hizo vacilar, pero que renuncié ante el infundado temor a que, si me marchaba, pudiera olvidar a la que era vuestra madre, entonces mi novia.


Правообладателям