Читать книгу Mis memorias онлайн

180 страница из 217

Pero, a pesar de estar inscrito en las Juventudes con fe y entusiasmo, no me había encartado en ninguno de los partidos republicanos, en aras de mi independencia y de mi inclinación, que jamás decayó, de unionista y que he sostenido, y sostengo, aún, en mis 86 años y en el exilio, sin otro interés que laborar por el bien y la libertad de mi España, aherrojada hoy por el crimen y el terror oficiales, para vergüenza de la Humanidad.

En Salamanca, como en el resto de las capitales provincianas, no reaccionaban los sentimientos políticos más que en vísperas de elecciones. Como yo llegué en la primera quincena de julio y no conocía a nadie, me instalé al llegar en casa de unas paisanas y antiguas amigas de mi madre, una viuda, llamada Mónica Rivero, que, con su madre, una señora de bastante edad, se repartía los trabajos domésticos para atender a tres estudiantes de Medicina y a mí, resolviendo, de esa manera muy general en Salamanca, el problema de su vida y de su hijo y nieto, respectivamente, al que educaron y sostuvieron, hasta que se hizo médico.


Правообладателям