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Se trataba, sencillamente, de lograr se aprobase el remate de ese servicio en una cantidad mínima, que diese margen a que aquellos concejales, con el alcalde y el Meca, pudieran repartirse un jugoso negocio, que suponía en los tres años del contrato una respetable cantidad de miles de duros.

Salí de casa sin mirar lo avanzado de la hora para depositar mi gacetilla en el buzón que el periódico tenía instalado en la plaza Mayor, acompañada de una información confidencial, para el director, Soms y Castelin.

El suelto salió, motivando los naturales comentarios en todas partes, abriendo los ojos a los concejales, acobardándose los «negociantes» ante el público que llenaba el salón de sesiones y dispuesto a intervenir, él, si se intentaba acometer el asunto, ahogándose el chanchullo gracias a un periódico verdaderamente republicano, honrado y amante de Salamanca, y a uno de sus redactores, que tanto honor supo hacer a la profesión.

No fue solo en ese caso cuando pude evitar negocios sucios en mi larga carrera periodística. En la misma Salamanca evité también, con una lacónica y sustancial gacetilla, que se consumase un timo preparado contra la Diputación Provincial de 4.000.000 de pesetas por una Sociedad portuguesa de «vivos» con el pretexto de la fundación de los «Doks de Oporto», prometiendo estos, a cambio, facilitar los transportes y venta de cereales de la provincia. En aquel asunto o negocio siempre creí que entre los que lo defendieron en la Diputación, todos de derechas, no había dolo, sino engaño, pero el fracaso motivado por mi toque de alarma motivó una discusión de prensa entre el diario episcopal y La Democracia, o mejor, entre los diputados provinciales, entre ellos, mi lejano pariente, el catedrático Nicasio Sánchez Mata, y yo, que me hizo estudiar con detenimiento la cuestión y, en efecto, a poco más de un año, la Sociedad de los Doks de Oporto quebró, con perjuicio de los incautos que cayeron en la red, librándose la Diputación Provincial salamantina gracias a mi trompetazo de alarma, cosa que oportunamente al saberse la noticia hube de hacer frente a mis antiguos contendientes.


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