Читать книгу Mis memorias онлайн
191 страница из 217
Llegamos por la noche a Ciudad Rodrigo, tomamos habitaciones en el hotel y, sin cenar, nos lanzamos a la calle en busca de información, recorriendo los centros electorales de ambos bandos, hablando con los dos candidatos. Sí observé que en el Centro Conservador, donde saludamos al general Pando, Laserna tuvo con él un breve aparte al que no di gran importancia, pero cuyas consecuencias se notaron al día siguiente. Durante la elección supimos que el general había salido de madrugada con rumbo a la Sierra, acompañado de varios de los serranos que habían llegado con él aquella mañana, dejando de muestra a los restantes, pero con órdenes de guardar, simplemente, una expectación de presencia en los alrededores de los colegios.
Mi compañero, don Agustín, gran amigo, como he dicho, del general, y que ignoraba mi repentino viaje, encargó a Laserna le dijese que el Gobierno Civil tenía órdenes de apoyar, bajo mano, la candidatura de Sánchez Arjona, y que las violentas medidas sobre las que Fernández Arias basaba su triunfo habían sido anuladas, por lo que le aconsejaba de retirase para evitarle una situación violenta.