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Un poeta, Tomás Rodríguez, empleado en la Diputación, envió al día siguiente de la agresión un soneto que publicó La Libertad, del que recuerdo algunos versos, dedicado a Martínez Veira, como estos:
Alto, grandón, y tuerto del derecho,
Concejal, periodista, advenedizo,
El lunes, por la noche, se deshizo,
En demostrar que es hombre de provecho.
No tiene, por sus máculas, desecho;
Es un republicano a lo postizo,
Y lo mismo pudiera ser «mestizo»,
Que el tipo tiene, para todo, pecho, etc.
Me visitaban dos veces al día mi médico, el catedrático don Antonio Diez, y el de Medicina Legal, amigo mío también, don Indalecio Cuesta, nombrado por el Juzgado, en el que noté desde un principio una extraña reserva, impropia de su expansivo carácter cual si estuviera cohibido por instrucciones terminantes del Juzgado, como luego demostraron los hechos. Desde luego, se desbordaron las gestiones a favor de Martínez Veira, sobre todo las poderosas influencias del Palacio Episcopal, que abrieron los ojos a muchos republicano de buena fe y a la opinión, en general, logrando que un verdadero delito, con agravantes de premeditación, alevosía y otros más, se convirtiera en una simple falta que el Juzgado Municipal había de estimar. El caso lo resolvió el juez instructor, don Manuel Torres Requena, de triste memoria, de cuyas otras fechorías había salido indemne merced a la decidida protección del Palacio Episcopal, como su célebre sentencia que dejó solicitando una licencia para que la firmara el juez municipal, que le sustituía en el célebre e inmoral pleito de la Caja de Crespo Rascón, que legó sus bienes a favor de los campesinos salamantinos, fundando una Caja de Préstamos a un bajo interés para librarles de la usura. Todo el mundo sabía que aquella sentencia estaba bien convenida, por los litigantes parientes del finado. La anulación de tan vergonzosa sentencia corrió a cargo de la Audiencia y, más tarde, por la definitiva resolución del Supremo. Pero a Torres Requena no le pasó nada y siguió en su Juzgado, para mengua de la Justicia.