Читать книгу El auge de la brutalidad organizada. Una sociología histórica de la violencia онлайн

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Sin embargo, como los seres humanos no son robots sino criaturas complejas que evolucionan también gracias a los fuertes compromisos emocionales, no aceptan por lo general este impulso casi universal hacia la igualdad. A nadie le gusta trabajar o vivir en un entorno donde todo se ve igual y donde las relaciones sociales se reducen a normas de conducta codificadas. Incluso en las organizaciones que insisten en una uniformidad rígida, como las prisiones y los cuarteles militares o, incluso, los cubículos de las grandes organizaciones corporativas, los individuos encuentran la forma de hacer frente a esta uniformidad personalizando sus espacios y relaciones sociales (colocan carteles, pegatinas y fotos familiares en el lugar de trabajo/prisión/establecimiento militar para socializar con los compañeros de trabajo dentro y fuera de la mirada burocrática).

Si bien la coerción y la remuneración económica son importantes para establecer y hacer que funcionen las organizaciones sociales sólidas, a largo plazo no son suficientes. Es más, casi todas las burocracias duraderas también requieren un vínculo social más específico que motive a sus miembros y mantenga unidas a estas entidades. A lo largo de la historia, las organizaciones sociales solían depender de diferentes mecanismos culturales para asegurar su legitimidad, así como para movilizar un cierto grado de apoyo popular. Por ejemplo, los reinos complejos y los grandes imperios utilizaron los principios religiosos, como la idea de los derechos divinos de los gobernantes, para justificar la estructura social existente. Del mismo modo, las compañías privilegiadas como la Compañía de las Indias Orientales o la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales utilizaron por lo general el lenguaje de la misión civilizadora tanto para legitimar su expansión colonial como para justificar su existencia ante sus empleados. Hoy en día, los Estados nacionales dependen del nacionalismo para mantener el apoyo popular y para movilizar a la opinión pública frente a un curso de acción particular.

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