Читать книгу Doble crimen en Finisterre онлайн

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Dos horas después, había llegado de A Coruña Marcelino García Lameiro, el marido de Rosalía, avisado por la Guardia Civil. El cabo se le acercó en cuanto lo vio y lo previno del desagradable escenario con el que se iba a encontrar, a pesar de que los cadáveres ya habían sido levantados por orden de la jueza y trasladados al depósito. Souto lo acompañó hasta el chalé para que los guardias lo dejaran pasar levantando los precintos. Le rogó que echase un vistazo para verificar el alcance de los destrozos y hacer una primera evaluación sobre lo que hubieran podido robar. Cuando Marcelino García, visiblemente afectado, terminó la ronda por los salones y las habitaciones, el cabo Soto lo acompañó hasta el coche y ordenó a un guardia que fuera con él al depósito para la verificación de la identidad de las víctimas. Mientras tanto, el cabo José Souto y sus colaboradores se reunirían para efectuar un primer análisis de los hechos.

Las conclusiones provisionales del forense situaban la hora de las muertes en torno a las dos de la madrugada. Ambas causadas por herida de bala en la cabeza; los disparos habían sido hechos a bocajarro. Los cuerpos no presentaban más señales de violencia que las heridas causadas por los proyectiles. Probablemente debido al pequeño calibre del arma del crimen, los cráneos presentaban únicamente orificios de entrada, pero no de salida.

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