Читать книгу Doble crimen en Finisterre онлайн

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—Sin embargo, usted vive en Coruña y su mujer vivía aquí, en Corcubión. ¿Estaban separados?

—¡No, no, en absoluto! Rosalía se vino a vivir aquí hace cuatro meses para cuidar a su madre. A Consuelo, mi suegra, la operaron de un cáncer a primeros de año. Pero en verano empeoró. Los médicos nos dijeron que el tumor había sido detectado demasiado tarde y tenía metástasis en la médula. No se la podía volver a operar. Estaba muy mal y sin esperanza de curación. Le quedaba muy poco tiempo de vida. Mi mujer me dijo que quería estar con ella y lo comprendí. Nos vinimos a vivir aquí, a esta casa, en verano. Yo suelo irme a Coruña los lunes por la mañana y vuelvo generalmente los sábados.

—Ya —murmuró el cabo Souto haciendo un discreto gesto a la agente Lago para que no dejara de tomar notas—. ¿No tienen ninguna medida de seguridad en el chalé?

—Pues no. No es normal tenerlas por aquí. Nunca ha habido robos en las casas de esta zona. Usted lo sabrá mejor que yo.

—Sí, claro. Solo quería comprobarlo. ¿Tienen contratado algún tipo de seguro de vida, usted y su señora?

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