Читать книгу Un mundo para Julius онлайн
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En cambio a Susan sí se la iba a besar. A Susan, no Susana, Juan Lastarria sentía la diferencia; a Susan, linda, la madre de Julius que en ese instante llegaba también: estaba bien visto eso de recoger a los hijos de un santo, amor maternal, sentido de responsabilidad, etcétera; y ella aprovechaba, ella mataba dos pájaros de un tiro: recogía a los hijos y de paso se soplaba a su prima Susana, tan fea, tan sosa; de paso se soplaba a Juan, de paso lo hacía feliz, de paso se dejaba besar la mano por él, my duchess, y el besito como una esponja en la mano siempre linda.
Ahí estaban todos. Se saludaban. Susan y Susana. Juan Lastarria y el mago. La partenaire y Susana y Susan imposible. Susan era viuda y Susana era fea, horrible. Juan fue pobre arribista trabajador, por matrimonio había logrado hasta el castillo y ahora era cursi. El mago era un artista. El señor Lastarria había triunfado. La partenaire estaba muerta, pero era también veinte años de una vida llena de trucos. Terminaron de saludarse. «¡Julius!, ¡Cinthia!», exclamó Susan, volteando a mirar adonde ya sabía que estaban, se acercó y los besó, linda. «¿Un whisky, duchess?», así la llamó su primo Juan. «Sí, darling, con una pizca de hielo». Pobre darling, se casó con Susana, la prima Susana, y descubrió que había más todavía, something called class, aristocracy, ella por ejemplo, y desde entonces vivía con el pescuezo estirado como si quisiera alcanzar algo, algo que tú nunca serás, darling.