Читать книгу Un mundo para Julius онлайн

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Solo el mago; el pobre mago ya había guardado sus palomas, sus espadas, sus pañuelos de seda, hasta a su partenaire hubiera querido guardarla en el maletín y, ahora, a unos diez metros del bar, se mandó tremendo afarolado con la capa de Drácula, su par­tenaire lo ayudó a abrochársela, así se la ponía en las grandes ocasiones. Juan Lastarria notó su presencia y lo llamó, los llamó, para invitarles un whisky. Y él mismo se los sirvió, él mismo les puso hielo en cada va­so, entonces ellos empezaron a responder a unas cuantas preguntas. Preguntas como ¿Y el truco de las pa­lo­mas, cómo lo hace usted?, o ¿Y cuando se corta y le sale sangre? Después, también, preguntas so­­bre su vida, su vida de artista, claro, ahí fue cuando la partenaire, qué bárbara cómo se pin­tarra­jea, se puso sentimental y todo, hasta que ya era hora de que se fueran.

También en el jardín estaban sucediendo cosas. El trío Ra­fae­lito-Pipo-Martín, acompañado de algunos nuevos adeptos a la mafia, había reaparecido decidido a jugar al perro y al amo, lo cual, en re­sumidas cuentas, quería decir, vengarse de Julius y sacarle la mugre. Cinthia era la última mujercita que quedaba y se estaba quejando de frío y sudor, mientras Vilma se apuraba en abrigarla para volver a conversar con Víctor. Estaban los dos la mar de disfor­za­dos, bajo un árbol y todo, pero Vilma no dejaba que sus niños se ale­jaran mucho. Por eso ellos podían oír su conversación, algo así como:

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