Читать книгу Esther, una mujer chilena онлайн

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Mis amigas y yo éramos aún muy jóvenes y teníamos poca o nula experiencia política, pero sentíamos, o intuíamos que estábamos viviendo un período histórico en la evolución de nuestro país, que había crecido aislado del resto del mundo por una de las cordilleras más altas y escarpadas, por el desierto más árido y extendido, por un océano infinito y un sur congelado.

Pedro Aguirre Cerda había abierto el país a las ideas modernas que otros pueblos ya habían conquistado, y nuestro reto era estar a la altura de ese desafío. Cuando a Kugler se le desataba el alemán eurocentrista y menospreciaba los adelantos que estábamos presenciando en el área de la educación, yo le recordaba que en Chile hubo mujeres médicas cuando en Alemania todavía ni soñaban con darles acceso a la universidad a las mujeres: Eloísa Díaz se graduó de médica en 1886.

–Dorothea Erxleben obtuvo su doctorado en Medicina en la Universidad de Halle en 1754.

–Estás haciendo trampa. Eso fue un paréntesis.

–Lo de Eloísa también.

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